La utilización del término evento no gusta en determinados ambientes pero los argumentos expuestos no justifican, en absoluto, esta actitud. Estos mismos creen que echando mano de la palabra acto está definido en toda su extensión lo que se pretende decir con evento. Y no llevan razón por los motivos que ahora comentaré.
La RAE define, genéricamente, el sustantivo masculino singular evento como “acaecimiento”, es decir, algo que acaece, acontece o sucede señalando acto como un hecho público o solemne cuando lo cierto es que podríamos citar ejemplos de eventos poseedores de otras cualidades pero carentes de solemnidad.
Sinceramente, creo que la palabra evento goza en la actualidad de más seguidores porque la mayoría nos inclinamos por su origen etimológico (del latín eventus) que traducido libre y descontextualizadamente, el evento resulta ser un hecho con resultados y consecuencias.
A pesar de ello, no haríamos bien en malgastar tiempo en intentar convencer a estas alturas de que evento es algo que va a acontecer, que interesa al público, mucho o poco, y cuya organización, vigilancia y responsabilidad corresponde a disciplinas en cuya enseñanza y adiestramiento está volcado el ISPE. Para más información, conocer que el tratamiento anglosajón utiliza event, sin más.
En lo que sí deberíamos emplear tiempo y esfuerzo, sustituyendo el dicho popular de que “pleitos tengas y los ganes”, por el de “eventos tengas y los organices”, es en dotar de un mayor dinamismo y prosperidad a este tipo de actividad que, poco a poco, va descubriendo sus posibilidades reales de consolidarse definitivamente contribuyendo de forma decisiva a la superación de la crisis económica de nuestro país.
O sea, lo dicho, eventos y cuantos más mejor.